sábado, 7 de enero de 2012

1, 2, 3... Ibracadabra

Siempre fue un chico conflictivo, desde sus inicios hasta ahora nunca dejó a nadie indiferente. Quizás, esta sea una de las claves de su éxito o por el contrario, ese carácter tan fuerte le haga ser peor futbolista. En cualquier caso, nunca lo sabremos. Asimismo, su personalidad arrogante y en algunos casos chulesca, se ve reflejada claramente cuando está sobre el campo. Protestas continuas a los árbitros, peleas tanto con rivales como con compañeros de equipo, situaciones un tanto incómodas con algunos de sus entrenadores… Sin embargo, todos estos inconvenientes se vuelven meras anécdotas cuando Zlatan se pone a jugar como sabe. Su excepcional técnica le permite hacer cosas que algunos jugadores ni siquiera se plantean. Taconazos, pases inverosímiles, controles imposibles… todo ello entra en el abanico de posibilidades de Ibra. Cuando coge el balón, parece flotar sobre el césped, se convierte en un mago dispuesto a sacar de su chistera cualquier conejo con tal de introducir el balón en la portería rival. Sus detractores lo podrán tachar de individualista, egoísta, brabucón… pero sus seguidores siempre podremos decir algo que, en mi humilde opinión, es fundamental para ser un crack. Es un jugador por el que vale la pena pagar para ver un partido de fútbol. Sus continuos desplantes no importan si con una genialidad consigue levantar a los aficionados de sus asientos. Además, a pesar de no ser un delantero centro puro, sus cifras goleadoras en los últimos años son similares a las de los mejores artilleros del mundo (no incluyo ni a Messi ni a Cristiano, esos dos son un caso aparte) Y este aumento en sus goles durante los últimos tiempos no hubiera sido posible sin esa determinación que le ha caracterizado a lo largo de su vida. Su nivel de confianza en sí mismo es tan grande, que cada vez que marca un gol queda patente. Esos brazos extendidos junto a esa cara de satisfacción parecen decir “Yes, this is Zlatan” Y es que todo lo que yo acabo de escribir, ya lo resumió Zlatan en una frase durante sus inicios en el Malmoe FC. Tras un partido en el que Ibra había estado tan individualista como de costumbre y las cosas no le habían salido bien, las críticas de sus propios compañeros no se hicieron esperar. Que si Zlatan es egoísta, que si es problemático, que si es arrogante… todas esos reproches a su juego que ya conocemos. Y para sorpresa de todos, la reacción de Zlatan no fue enfadarse ni encararse con ningún compañero: “Entiendo que algún compañero pueda enfadarse conmigo. No pasa nada. El fútbol tiene que ser divertido. Sino lo es, no vale la pena jugar” Toda una declaración de intenciones que lo define como lo que es, un jugador y una persona especial.

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